Yo puse el esfuerzo
Y ella la desgana
Yo el hondo silencio
Y ella la palabra
Yo senda y camino
Y ella la distancia
Yo puse los ojos
Y ella la mirada
Quise entre mis manos
Retener el agua
Y sobre la arena
Levanté mi casa
Me quedé sin manos
Me quedé sin casa
Fui raíz oscura
Y ella tronco y rama
Para que la cuenta
Del amor sumara
Ella puso el cuerpo
Yo el cuerpo y el alma
Era toda viento
Yo todo montaña
Yo pura resina
Y ella pura llama
Una noche oscura
Se fue de mi casa
Cegaron mis ojos
Para no mirarla
Para no seguirla
Cerré las ventanas
Clausuré las puertas
Para no llamarla
Puse rosas negras
Sobre nuestra cama
Sobre su memoria
Puse rosas blancas
Y a la luz difusa
De la madrugada
Me quité la vida
Para no matarla
Yo lo puse todo
Vida, cuerpo y alma
Y ella, Dios lo sabe
Nunca puso nada.
Muchas veces uno escucha y canta distintas canciones sin entender qué es lo que está diciendo o queriendo decir, qué transmite. En este caso, se plantea la letra de un tango con mucha historia.
Osvaldo Nicolás Ferrara se suicidó una noche madrileña de 1977. La noticia conmocionó del otro lado del océano Atlántico porque quien así se iba era conocido como Waldo de los Ríos, el compositor y director orquestal argentino que triunfaba en Europa. En el momento preciso del disparo, De los Ríos estaba casado, estaba deprimido y estaba solo.
Para que la poesía reparara un poco de dolor, su íntimo amigo Alberto Cortez le puso música a la letra de José Dicenta Sánchez y crearon en su honor la desgarradora canción El amor desolado.
Alberto Cortez es conocido por muchos como “El gran cantautor de las cosas simples”, porque muchas de sus canciones se basan en hechos y personajes reales o simplemente en sentimientos y adversidades a lo largo de su vida.
En este tango se aprecia el desamor y el suicidio. Algo muy común en la vida real y que quizás no se toman las dimensiones de lo que esto significa.
El suicidio es el acto por el que una persona se provoca la muerte de forma intencionada. Por lo general es consecuencia de un sufrimiento psíquico y desesperación derivado o atribuible a circunstancias vitales como las dificultades financieras, los problemas en las relaciones interpersonales, soledad o el acoso psicológico. Estas pueden llegar a dar forma a una patología psiquiátrica y ser catalogadas de trastornos mentales como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el trastorno límite de la personalidad, el alcoholismo o el uso de drogas. El indicador conocido más importante y factor de riesgo individual es el antecedente de un intento de suicidio no consumado.
Los métodos de suicidio varían por país y están parcialmente relacionados con su disponibilidad. Los más comunes son el ahorcamiento, el envenenamiento con plaguicidas y la manipulación de armas de fuego.
Para prevenir el suicidio resulta efectivo abordar las causas y circunstancias a través de psicoterapia. Algunas medidas limitantes del momento inmediato y previo al acto suicida son limitar el acceso a los métodos (como armas de fuego, drogas y venenos), o del abuso de sustancias. Se considera que una apropiada cobertura del tema por los medios de comunicación limita los intentos. Un abordaje dirigido hacia las raíces y causas del suicidio implica, entre otras vías, trabajar con la mejora de las condiciones económicas. Aunque son comunes las líneas telefónicas de ayuda, no hay evidencia sobre su efectividad.
Este es un breve resumen sobre el suicidio, causas, métodos de realización, y prevención.
Relacionándolo con la letra del famoso tango, en este caso el hombre se suicida por el desamor, por el sufrimiento que le causó la falta de interés de una mujer.
Es uno de los casos donde la decisión final del hombre fue errónea, y debió buscar ayuda. Pero es claro que en muchos casos la ayuda llega tarde, o no llega.
Es sencillo analizar, hablar y opinar de un caso de estos cuando es ajeno al vínculo de uno, pero quien haya tenido un caso cercano de suicidio, es inmenso el dolor que se siente.
La finalidad de este trabajo es pensar, reflexionar, y accionar. A sus familiares, amigos y conocidos, háblenle, pregúntenle cómo andan, cómo se sienten. En muchos casos cuando el trato o el vínculo no son tan directo, uno no se involucra. Pero no sabemos que es lo que puede pasar por la cabeza del otro, qué estará pensando. Quizás no podremos solucionar los problemas de otras personas, pero si acompañarlos a través de un mensaje, un llamado, una charla. Quienes atraviesan este tipo de patologías, por lo general no lo demuestran en público, pero lo procesan internamente. Seamos solidarios y empáticos, porque uno cuando se siente mal, necesita de esa compañía aunque no la pida.
Tomemos consciencia de la seriedad del caso, ayudemos a quienes no lo piden, pero internamente te lo piden a gritos.
¡Hoy por ti, mañana por mí!